martes, 29 de marzo de 2016

M

Miles de tardes al sol corriendo por aquella playa, tirando arena, respirando sal. La infancia era aquello que nunca se acababa, y en realidad así es, porque, siendo por inmadurez o por ingenuidad, siempre llevamos un trozo de niño dentro.

Te aventuraste en aquel océano de posibilidades, un barco que recorrería medio mundo en busca de un futuro mejor. Pasaron tempestades, desafiaste la furia de las más grandes olas y, qué irónico, lo único que te hizo perder la cabeza en vida fueron aquellos ojos. Aquella voz.

No fue casualidad que aquel amor fuera como el canto de una sirena, la dulce voz que atrae a los marineros sin éstos saber que la verdadera intención de aquellas mujeres era buscar su perdición. Te la buscaron.Y la encontraste. 

Lo que aquí dejaste, se queda para siempre.





miércoles, 9 de marzo de 2016

Banalidades

Mira tú por donde, siempre he pensado que un amor imposible es como enamorarse de la Luna. La ves cada noche, tan inalcanzable, tan lejana; pero tan bonita. La vida es así. Una serie de situaciones platónicas que parecen no conducir sino a la más profunda de las irracionalidades, pero que todas juntas tienen sentido. 

Pasas tu vida levantándote cada día para ganar ese dinero y comprarte la casa y la tele de plasma. Niño, cuando lo tienes todo es el momento en el que sabes que, lo que tu alma quiere, es ver las sonrisas y las caras de toda esa gente que tanto te importa, cada día. O quedarte embobado mirando cómo se va el Sol, un día más, tras esas montañas que dejan paso a la noche. Tan, tan sencillo que parece banal.

Tal vez la vida sea una incansable y perpetrada búsqueda de aquello que le hace perder la cabeza al ser más racional del planeta: la belleza. En todas sus formas y expresiones. Una persona durmiendo plácidamente, una situación, una meta cumplida, un paisaje, un color, el orden de las cosas. Todo. Puede que la busquemos para salir de la rutina, puede que no sepamos verla, a veces, por ese motivo.

Puede que todo eso que piensas significa más, puede que existan miradas que salven el mundo. Nuestros mundos. El superhéroe que te alegra el día puede ser tan solo un pestañeo y tú rezándole al un dios omnipotente. Podría ser todo tan, tan sencillo, que la vida resultaría banal.